No puedo más que repetir que este espectáculo va a sorprender a cualquiera… Toda la historia se desarrolla en completa oscuridad, alrededor del público, anulando de esta manera el sentido de la vista, que es uno de los principales a la hora de ir al teatro comúnmente.
Uno llega al teatro y es guiado hasta su butaca por los actores vestidos de negro y con anteojos negros (uno no sabe si son videntes o no), tomados del hombro del de adelante, muy pronto a uno lo pasan de la mano de un actor a la mano de otro, y finalmente encuentra su asiento.
La obra comienza con el tecleo nervioso y apurado de varias máquinas de escribir, diseminadas por toda la sala. Muy pronto los diálogos, las voces que salen de diferentes puntos de la sala, los sonidos de papeles y tazas de café, se unen para ir dibujando en la mente del público, una oficina. A lo lejos se oyen sirenas de barcos que pasan cerca de esa oficina portuaria, y es lo que da pie a que uno de los oficinistas comience a narrar sus aventuras por diversas partes del mundo.
Una invitación a viajar, pero con un sentido menos, el de la vista. No es fácil acostumbrarse conscientemente a la falta de ese sentido. Pero la naturaleza hace su trabajo y en breves instantes tenemos el resto en alerta extrema, agudizando el oído, potenciando el tacto… Los actores saben muy bien lo que hacen, y justamente por eso, juegan y llevan nuestra imaginación al punto más alto, a través de sensaciones olfativas, auditivas y táctiles.
El público se siente parte del espectáculo… simplemente porque ES parte del espectáculo, ya que en su mente se construye la obra: imagina y crea el espacio, las caras, los gestos, la vestimenta… Una experiencia que no se olvida, un espectáculo completamente original y altamente valioso. Si uno busca una obra entretenida y original, es ésta. Si además está interesado en adentrarse un poco en el mundo diferente de quien tiene que vivir el día a día sin la capacidad de ver, por compartir e intentar comprender un poquito más de qué se trata… definitivamente es ésta la obra que debe ir a “ver”…
La isla desierta
Lugar: Centro Argentino de Teatro Ciego.
Dirección: Zelaya 3006 (esquina Jean Jaures, a pasos del Abasto)
Funciones: Viernes a las 21 y a las 23. sábados a las 21 y 23.
Entrada $30
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